Una emoción llena de piedad, terror, amor, pero una emoción muy fuerte, la empujaba y le hacía ser consciente del frío. El otoño estaba llegando a su fin y el atardecer le brindaba perfumes que le recordaban a su niñez más absoluta.
Una hoja levantada violentamente bailó detrás de ella mientras otras yacían sin ningún movimiento. Su pelo bailaba con el viento.